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El concepto de calidad se halla introducido con intensa resonancia social en los ambientes educativos actuales. Llega también a la esfera de la educación religiosa y de la catequesis y se habla con interés de la necesidad de mejorar la docencia y sus métodos.
Después de períodos en que los conocimientos religiosos han cedido a la promoción de sentimientos sociales y a la alabanza tal vez desmedida de las actitudes y de las habilidades, se advierte alguna necesidad de intensificar la atención a la solidez y consistencia de los conocimientos religiosos.
Se vuelven los ojos a una "catequesis de calidad". Será tal la que armonice las exigencias de la persona, la claridad de la información, la consistencia metodológica y la proyección vital, personal y social, práctica y sistemática, de lo que se aprende, se acepta y se convierte en vida.
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